Hay que hacernos como niños,
llorar de vez en cuando,
¡pero bien llorado!
reír si, pero hasta destornillarnos...
Hay que hacernos como niños,
jugar más, dormir más,
recuperar esa inocencia
que quedó guardada en algún cajón de una vieja casa...
Hacernos como niños,
volver a imaginar y a soñar,
creer en un mundo de maravillas,
en el que somos actores principales...
Como niños,
auténticos y reales,
sin armas camufladas por si es necesario
dar de baja al otro...
Como niños,
cuando todos los días eran de sol,
cuando todo era perfecto
y nada sobraba, nada faltaba...
Como niños aún siendo viejos,
aún cuando algunas canas nos adornen,
aún cuando las arrugas engalanen nuestro rostro,
aún así y especialmente así...
Pues sólo así será como entraremos al reino del corazón,
también llamado reino de los cielos,
tierra del futuro y de la paz,
donde la alegría es real y posible...
Perderemos nuestra cara de palo,
sonreiremos con todos nuestros dientes expuestos,
pues volveremos a ser muy felices,
como era en un principio, por los siglos de los siglos y amén...
Paz&Alegría
Pdta: Creo que si fuéramos más felices y menos serios el mundo sería mucho mejor
Pdta 2: Los invito a ver mis poemas de colores en isaacdevispintor.blogspot.com.co
Isaac A. Devis G.
Reflexivo poema nunca hay que dejar morir a nuestro niño interior. Te mando un beso.
ResponderBorrarPero cuánta razón tienes. Hay que sacar más al niño que llevamos dentro.
ResponderBorrarUn abrazo.
Es verdad. La inocencia de la infancia debería seguir toda la vida.
ResponderBorrarLuega miro el otro blog. Un abrazo, Isaac
Bueno Isaac, yo ya vengo con el sello grabado, Aries, el niño eterno! Tus poemas siempre colmando nuestro espíritu, un abrazo!
ResponderBorrarMuy cierto.
ResponderBorrarBello poema.
Un abrazo.
Tener plena conciencia de lo que somos auténticos cada uno de nosotros , hacer eso una realidad profunda en nosotros mismos.
ResponderBorrarLa inocencia nos salva del mundo y nos abre el alma a la belleza de la vida, Isaac. Ojalá nunca perdiéramos la inocencia, amigo.
ResponderBorrarMi abrazo entrañable y feliz finde,amigo.
Qué encantador poema Isaac, tan lleno de una verdad que flota en el aire y pocos respiran. Y claro, la vida, los años, los problemas, las decepciones, las tristezas, el cansancio y mucho más, nos afecta y modifica esa naturalidad de niños, cándidos, alegres, libres, osados, y tanto más. Yo, observo a mi nieto y nieta (8 y 5) y aprendo de ellos, lo cual al final del día, es una sabiduría que llevo adentro, y que al verlos a ellos lo que hago es recordarla y traerla a mi realidad. Me gusta esa imagen de "Niños con nieve en el pelo y trazos traviesos en el rostro", siempre niños, siempre puros, siempre felices y muy agradecidos.
ResponderBorrarGracias porque siempre nos rescatas de lo nocivo de nosotros mismos y nos llevas a lo mejor de nosotros mismos. Preciosa creación amigo, eres un remolino de esperanzas que nos captura y abraza. Te mando todo mi afecto y gran admiración, Paty
Que razón tienes,amigo. Si explotasemos más el niño que llevamos dentro, seriamos mucho más puros, más humanos. Ojalá tus palabras fuesen escuchadas en ciertas mentes. Un abrazo y feliz viernes.
ResponderBorrarMuy cierto, olvidamos esa niñez, de vez en cuando es preciso volver a ella. Un abrazo.
ResponderBorrarEl problema es que cuanto más crecemos más nos olvidamos de lo que es ser niño, y el recuerdo cambia cada vez que volvemos a él. Así que, ¿cómo estar seguros de nada?
ResponderBorrarSaludos,
J.
Gracias, me has inspirado.
ResponderBorrarSaludos
Precioso poema, Isaac. A mí siempre me han dicho que soy una mujer - niña. Y creo que es verdad, porque no tengo la astucia de la mayoría de los adultos. Un saludo y bendiciones.
ResponderBorrarCierto amigo. Me voy reflexionando. Saludos.
ResponderBorrarme gusta como ves la vida y como la describes saludos
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