EN LAS MONTAÑAS

En las montañas te busqué mi Señor,

grité tu nombre lo más fuerte que pude,

abrí mis manos tratando de atraparte,

agudicé mi vista para poder captar cualquier señal tuya...

Descendí a los valles,

me postré en la tierra buena y húmeda,

canté mis mejores canciones para alabarte,

respiré profundo para estar sereno y no perderte...

Fui a los ríos,

intenté fluir con el agua poderosa,

me lavé y me limpié para estar puro,

medité profundamente para encontrarte...

Bajé a los socavones en el corazón de la Tierra,

donde la luz ya no llega,

allí hice silencio para oírte,

besé el piso para poder pronunciar tu nombre...

Marché luego donde los hombres,

los vi en sus afanes y sus ruidos,

me deslumbré con sus luces y sus juguetes lujosos,

quise verte también en medio de ese bullicio y locura...

Pero tuve que escapar de allí,

cuando entendí finalmente que ni en las cimas ni en los valles,

ni en los ríos ni en las oscuridades de la tierra,

ni en las ciudades de los hombres era donde debía buscarte...

Porque siempre estuviste en mi corazón,

 completamente lleno de tu amor infinito,

porque en cada instante estuviste conmigo,

guiándome aún en medio de mi ceguera y mi locura...  

Y allí te encontré mi Señor

y desde entonces no paro de verte en todas partes,

te diviso en las montañas, en los valles, en las minas y en medio de los hombres,

porque nada te es ajeno o distante...

Pues en todo danza tu Espíritu,

por lo que  ahora sé que estás en toda vida y en cada ser,

y que en Ti somos y vivimos 

y nada existe fuera tuyo...

Fe&Amor Infinito

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Isaac A. Devis G.