Florecer donde hemos sido plantados,
florecer en medio de todas nuestras circunstancias,
de nuestras virtudes, limitaciones y penas,
florecer, necesariamente florecer...
Aceptando la vida tal y como es,
sin pretender cambiarla,
cesando la lucha contra el mundo,
aceptando...
Respetando las experiencias de cada uno,
reconociendo que son justas y necesarias
dentro de cada proceso de aprendizaje,
sin juzgar ni criticar...
Cerrando los ojos para ver,
viajando en los mares de nuestro interior,
sumergiéndonos en las profundidades de nuestros miedos
y en los abismos de nuestras negras inseguridades...
Para descubrir nuestro verdadero ser,
nuestra esencia:
energía de amor
hecha espíritu, carne y sangre...
Fluyendo amorosamente,
disfrutando cada experiencia,
entendiendo que detrás de todo suceso
hay un propósito perfecto de amor...
Sanando nuestras heridas,
en el entendimiento del plan sagrado,
escuchando la sabia voz
que habla en nuestro silencio más denso...
Dejando ir, soltando,
abriendo las manos para que la vida tome lo de ella cuando quiera,
sin retener,
para llenarnos otra vez de cosas nuevas y maravillosas...
Disfrutando cada instante,
exactamente como viene, sin pretender cambiarlo,
bendiciendo cada momento de vida,
en disposición de recibir el aprendizaje que trae...
Para que entonces
un día bendito descubramos que todo ha sido perfecto,
que nada ha sido error o en vano
y que nunca hemos estado solos...
Será entonces el día del regreso,
cuando sepamos que somos uno,
un solo ser en miles de millones de vidas
Uno que llena todo el cosmos...
Bendito sea ese momento sagrado
en que despertemos del sueño de milenios
y recordemos quiénes somos
y hacia dónde vamos...
PAZ&AMOR
Isaac A. Devis G.