Hay un orden,
del que somos parte, en un entramado infinito,
donde cada cosa, cada ser, cada piedra y cada grano de arena
ocupa su lugar...
Un entramado donde la Mano Sagrada ha dispuesto cada hilo,
donde todas las vidas y todos los seres,
existen exactamente en el lugar donde deben estar
y donde el amor enlaza y comprende todo...
No somos corchos flotando en el océano
ni ríos fluyendo hacia la nada,
somos almas inmortales creciendo y aprendiendo,
disfrazados de humanos esta vez...
Pues venimos de la oquedad infinita de los siglos,
de aquello que trasciende todo entendimiento,
somos parte de un sueño que desborda cualquier límite,
una unidad que contempla lo visible y lo invisible...
Y es que nuestro origen está en Aquel que no tiene origen,
en Aquel que habita en nuestros corazones,
en Aquel que todo lo abarca, todo lo habita y todo lo anima,
Aquel que es la vida misma...
Y nuestra fuente es la Luz misma,
que atraviesa la infinitud del cosmos,
Luz que también nos nutre y nos da aliento,
para poder ser y existir...
Luz que se condensa en seres innumerables,
en formas infinitas
en las que Dios desborda su naturaleza inmanifestada
para acercarse a la gloria de su propia creación...
Luz que florece en la inmensidad de los misterios,
que fluye en la música celestial,
que resplandece en las estrellas, las galaxias
y en todos los universos de todas las eras, de todos los infinitos...
Luz que construye y destruye,
que por amor es vida y consciencia,
luz que habita en las manos que construyen, en las flores, ríos, nubes y montañas
y en todas las maravillas que ni siquiera podemos imaginar...
Luz que danza con todos los átomos que crean la materia,
luz que somos, que eres, que soy,
luz que habita en cada corazón
y que florece en cada vida...
Luz santa, sagrada, bendita,
rompiendo el vacío y la oscuridad,
para que el amor prevalezca siempre,
más allá de todo espacio y tiempo...
Luz&Bendiciones
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Isaac A. Devis G