Nada en este mundo permanece,
todo es efímero, pasajero,
ni aún las piedras, ni los metales perduran,
todo, absolutamente todo, pasará...
Nada en este mundo es eterno,
ni lo grande, ni lo pequeño,
ni las historias o las guerras,
que un día ya nadie recordará...
Nada en este mundo es eterno,
ni el nombre que ahora usamos,
ni nuestro cuerpo, ni nuestros afanes o temores,
ni nuestras ciudades o países...
Todo pasará,
todo cambiará,
todo volverá a ser la materia primigenia,
átomos danzando melodías que no podemos entender...
Y entonces, después de todo,
cuando todo se serene,
cuando se acallen los ruidos
y se apague hasta la última luz...
Si, después de todo,
en el dulce remanso del regreso al Hogar sagrado,
solo el amor podrá contar la historia
de infinitos eones de peregrinaje y aventuras...
Lo demás,
efímero, corto, corrupto, mortal,
sólo pasa y pasa,
y nada queda...
Pues sólo el amor es real,
sólo el amor sobrevive al barco de los tiempos,
sólo el amor vuela más allá de la sinfonía de las vidas,
porque sólo el amor salva y santifica...
Amor que somos,
amor que es,
amor que todo lo comprende,
amor que nos da el ser...
PAZ&AMOR
Isaac A. Devis G.